Santa Brígida, Virgen

oraciones a santa brigida por 12 años

Oh extraordinaria situación, escándalo para los infieles, ¡gozo indescriptible para los que te amamos! Ese tu infinito sacrificio pagó el rescate, y al resucitar y subir gloriosamente al Cielo, ¡dejaste bien abiertas las puertas para aquellos que les encantaría seguirte! Oh Señor, por tu amarga Pasión y hermosa sangre, te suplicamos traspases nuestros corazones, para que nuestras lágrimas de amor, adoración y penitencia, sean nuestro alimento noche y día. Tenemos en cuenta el dolor que sintió la Virgen al ver la lanzada que dieron en el corazón de Jesús. En el sexto de los 7 dolores de la Virgen, revivimos el sufrimiento que sintió el Corazón de María en el momento en que el cuerpo sin vida de su querido Jesús fue bajado de la cruz y puesto en su regazo. Oh Señora mía, virtud y dulcedumbre mía, benditos sean vuestros sacratísimos pechos sobre todas las dulcísimas fuentes de aguas, porque como el agua que de las mismas aflora, da consuelo y alivio al sediento, de esta manera vuestros sagrados pechos sustentando al Hijo de Dios, nos dieron a los menesterosos el consuelo y la medicina.

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“La Madre de Dios, que buscó afanosamente a su hijo, perdido sin culpa de Ella, que experimentó la mayor alegría al localizarle, nos va a ayudar a desandar lo andado, a rectificar lo que sea exacto en el momento en que por nuestras ligerezas o pecados no acertemos a distinguir a Cristo. Alcanzaremos de esta forma la alegría de abrazarnos de nuevo a Él, para decirle que no lo vamos a perder más. Las lágrimas que derramó La Virgen María y el dolor que sintió al perder a tu Hijo; son el tercero de los 7 dolores de la Virgen.

Alegraos, dignísima Señora mía Virgen María, porque en exactamente el mismo instante en que resucitó de la desaparición tu Hijo, quiso hacerlo entender a ti su muy santa Madre, por lo cual al punto se os apareció por sí mismo, y después se manifestó a otras varias personas, haciéndolas saber que había resucitado de entre los muertos el que en su cuerpo vivo había padecido la muerte. Alegraos, pues, dignísima Señora mía Virgen María, pues derrotada la desaparición, destruído su autor, y abierta la puerta del cielo, visteis resucitado a tu Hijo y triunfante con la corona de la victoria; y a los 40 días después de su resurrección, lo estuvisteis viendo en presencia de muchos subir a su reino de los cielos gloriosísimamente y como rey, acompañado de ángeles. Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el profundo padecimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de su sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales errores y para que se extienda el cariño divino y fraterno. • Conmemoración de san Ezequiel, profeta, hijo del sacerdote Buzi, que elegido durante la visión de la gloria de Dios que tuvo en su exilio en el país de los caldeos, y puesto como atalaya para controlar a la casa de Israel, censuró por su infidelidad al pueblo escogido y previó que la localidad santa de Jerusalén sería destruida y su pueblo deportado. Estando en la mitad de los cautivos, alentó a estos a tener promesa y les presagió que sus huesos áridos resucitarían y tendrían nueva vida. Santa Brígida recibió 2 juegos de frases de Nuestro Señor Jesucristo y otro juego de Nuestra Madre la Santísima Inmaculada Virgen María.

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• Por aquella angustia que padeciste en esos instantes finales de tu Pasión, te rogamos oh nuestro Salvador que no nos abandones en los terrores y dolores de nuestra muerte.

Honra sempiterna os sea dada, mi Señor Jesucristo, que al tercero día resucitasteis de entre los fallecidos, y les manifestasteis vivo a quienes fue de vuestro beneplácito; y a los cuarenta días en presencia de muchos subisteis también a los cielos, donde colocasteis honoríficamente a nuestros amigos que habíais libertado del infierno. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que muerto estuvisteis pendiente en el madero de la cruz y al punto con vuestro poder libertasteis de la prisión del infierno a vuestros amigos. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que por socorrer dejasteis traspasar tu costado y corazón, y del mismo costado derramasteis copiosamente vuestra preciosa sangre y agua para redimirnos, y antes que el juez concediese licencia, no quisisteis que fuera bajado de la cruz tu sacratísimo cuerpo. Herid mi corazón, a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche.

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Era un católico confeso que no guardaba rencor a sus contrincantes y enemigos, aun tras sostener duros y altisonantes enfrentamientos. Alardeaba de tener siempre a todos en sus oraciones, aun a aquellos que lo sacaban de quicio. Aunque pisaba firme la tierra, era de los que siempre miraba al cielo y guardaba con fe sus crucifijos. Tenía una frase recurrente (“interpreta mi silencio”) que no era precisamente mística o religiosa, si bien lo pareciese. Carmelo nació en una humilde familia de agricultores de La Atalaya. Sus padres Pedro y Felisa, dos modestos campesinos, solamente lograron sacarlo adelante, por lo que tuvo que empezar a trabajar desde niño.

Comenzó propiamente su ministerio como párroco de Santa Brígida en el mes de junio de 2019, y hoy en día era director del Apostolado Mexicano en esa Iglesia especial. En esta competencia deportiva participan anualmente mucho más de tres mil personas. El punto de inicio es la Concatedral de San José, en Brooklyn, y concluye en diferentes parroquias de la diócesis. Los recursos recabados por concepto de inscripciones eran entregados al arzobispo de Brooklyn para la realización de proyectos de caridad.

Bendita seáis Vos, Señora mía Virgen María, que con vuestros ojos bañados en lágrimas visteis bajar de la cruz a tu Hijo, envolverlo en el sudario, ponerlo en el sepulcro y ser allí custodiado por los soldados. Bendita seáis Vos, Señora mía Virgen María, que traspasado vuestro corazón con un profundo y amarguísimo dolor, fuisteis apartada del sepulcro de vuestro Hijo, y llena de pesar conducida por vuestros amigos a casa de Juan, donde al punto sentisteis alivio a vuestro gran mal, por el hecho de que sabíais de forma positiva que próximamente había de resucitar tu Hijo. Acordaos de la multitud de Llagas con que fuisteis herido, desde la Cabeza hasta los Pies. Esas Llagas fueron laceradas y enrojecidas, Oh dulce Jesús, por la efusión de Vuestra adorable Sangre. ¡Oh, qué dolor tan enorme y repleto habéis sufrido por amor a nosotros, en Vuestra Carne virginal!

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En esos tiempos va a aparecer de la isla de Córcega un terrible hijo de hombre [Napoleón Bonaparte]que va a llevar las guerras en su poderoso brazo y unido a los franceses luchará contra los italianos, alemanes, sármatas, españoles y turcos. Las visiones y revelaciones se hicieron tan insistentes, que la santa se alarmó, temiendo ser víctima de ilusiones del demonio o de su imaginación. Santa Brígida se quedó en Alvastra cuatro años apartada de todo el mundo y dedicada a la penitencia. En obediencia a su padre, Brígida, en el momento en que sólo tenía dieciséis años de edad,contrajo matrimonio con Ulf Gudmarsson, quien era un joven príncipe espiritual, muy piadoso y originario de Nericia, en Suecia.

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Su virtuosa madre murió al darla a luz, por lo que la niña fue vigilada por una de sus piadosas tías. Brígida no ha podido hablar hasta la edad de 3 años, pero tan pronto pudo hacerlo, empezó a rezar a Dios. Padre Eterno, a través de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, Te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de sangre como expiación de los errores de mi infancia y de toda la raza humana, como protección contra el primer pecado mortal, en especial entre mis familiares. Creo en el Espíritu Beato, la santa Iglesia católica, la comunión de los beatos, el perdón de los errores, la resurrección de la carne y la vida eterna.

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